LA REBELIÓN AFRICANA EN CONTRA
DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL
Con el retiro de
Sudáfrica de la Corte Penal Internacional (CPI) se ha generado un debate sobre
las actuaciones de la justicia internacional que representa dicho tribunal.
Sudáfrica señala que sus obligaciones en las resoluciones de conflictos
internacionales no son incompatibles con las actuaciones de la CPI, debido a
que la aplicación del Estatuto de Roma entra en contradicción con una norma
sobre inmunidad diplomática vigente en Pretoria. Fue por esa legislación que
durante la cumbre de la Unión Africana, en 2015, no se detuvo al presidente de
Sudán, Omar al Bashir, condenado por la CPI por crímenes de guerra.
Desde que entró en
vigencia la CPI, los pedidos de intervenciones de la mayoría de los gobiernos
africanos para los juzgamientos de crímenes de guerra y las violaciones de los
derechos humanos fueron convertidos en instrumentos políticos de los gobiernos
de turno para acusar a sus adversarios. Ahora ese intervencionismo en las
resoluciones de las cuestiones judiciales se ha convertido en asunto político
difícil de sortear en varios países, cuyos gobernantes enfrentan procesos en
dicho tribunal. Por lo tanto, son unas de las razones para que se haya iniciado
la desbandada africana.
La CPI se ha
centrado exclusivamente en investigar crímenes y violaciones de los derechos
humanos en África, mientras que ignora genocidios, crímenes y graves
violaciones de los derechos humanos por parte de las potencias y sus aliados en
los conflictos del Medio Oriente y en otras regiones del mundo.
Este ha sido parte
del detonante de la rebelión de los africanos a la cabeza de la Unión Africana,
que han pedido a sus 54 miembros no doblegarse ante la CPI, dado que nunca ha
acusado a nadie que no sea africano. En África se ha pasado del entusiasmo
inicial con la administración de justicia consagrada en la CPI, a las
desilusiones. Acusan a la corte de ser un instrumento político manipulado por
los intereses económicos y geopolíticos de la UE, Estados Unidos y Rusia para
seguir teniendo un dominio colonial en África, y su mecanismo de aplicación ha
sido el Consejo de Seguridad.
La CPI solo puede
intervenir en países miembros si solicitan su intervención, pero también puede
actuar por petición del Consejo de Seguridad. En 13 años ha condenado a cuatro
acusados, todos africanos. Los líderes africanos alegan que desde que entró en
funcionamiento la CPI, abrió investigaciones en diez países, Georgia y nueve
países en África. En el caso de Georgia no condenó a ningún líder ruso sobre
los crímenes de guerra, tampoco lo ha hecho por los crímenes en Libia y en la
franja de Gaza. Sigue ignorando los crímenes de guerra y las violaciones de los
derechos humanos por parte de las potencias y sus aliados en los conflictos en
Afganistán, Pakistán en Siria, Irak, Libia, Ucrania y Yemen.
Estados Unidos,
Rusia, India, Israel y China no han ratificado el tratado para que la CPI no
actúe contra sus desmanes. Los jueces de la Corte solo se han centrado en
investigar casos en la República Centroafricana, Uganda, Sudán, Kenia, Costa de
Marfil, Malí, Libia, Congo y Burundi.
De allí que el
retiro de Sudáfrica, el país más desarrollado de África y miembro del Brics
(Brasil, Rusia, India y China), las seis economías emergentes más grandes del
mundo, ha marcado un nuevo derrotero en los debates sobre sus actuaciones. Su
decisión ha empezado a generar un efecto dominó en África. Los gobiernos de
Gambia, Burundi, Kenia y Namibia han anunciado su retiro y otros países
estudian seguir el mismo camino.
La desbandada de los
países africanos de la CPI, más allá de las connotaciones políticas y
judiciales, son señales sobre la crisis que afrontan los organismos
multilaterales por el resurgimiento de los nacionalismos. Hasta hace una semana
48 de los 54 países africanos habían ratificaron el tratado y formaban parte de
los 123 países, donde tiene jurisdicción la CPI. Pero actualmente califican sus
actuaciones como una clara estigmatización para los africanos que los coloca
como los más sanguinarios y genocidas del mundo.
Fuente: José E. Mosquera, periodista y escritor colombiano, columnista de varios diarios.
Mapa de Sudafrica: Cortesía de Infolaso
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