sábado, 15 de julio de 2017

PORQUE SOMOS ALDEA GLOBAL




El mundo dejó de ser un planeta donde cada país marchaba de forma independiente, manteniendo sus costumbres, sus intereses y su idiosincrasia y hasta su propia soberanía. Después de la II Guerra Mundial y de la Guerra Fría, un grupo de naciones acordaron suscribir convenios,  abriendo sus fronteras, intercambiando su cultura y colaborando unas a otras en su desarrollo económico. Comienza aquí la decadencia de los nacionalismos y se abren a un proceso de globalización. A nivel internacional y en las redes sociales se le llama a la Tierra “La Aldea Global”.
Nuestro universo es global. Sus retos colectivos se hallan inmersos en los problemas económicos, energéticos tecnológicos, políticos y de otra índole a fin de definir un mundo mejor.
Desde este Blogger “Aldea Global con Jairo Pardey Arrieta”, pretendemos ayudar a comprender las estrategias que muchas naciones utilizan para integrarse más a la globalización e informar sobre lo que ocurre en diversas naciones, muchas de ellas olvidadas por la comunidad internacional.
Para ello, estudiaremos las grandes tendencias que vivimos, como el auge de las clases medias o la revolución energética; desglosaremos los riesgos económicos, políticos y de seguridad que nos acechan; y dibujaremos un escenario de futuro en el que un modelo de gobernanza global sea capaz de responder a los retos colectivos que nos acechan. Informaremos igualmente sobre los hechos que ocurren en los diversos países y daremos a conocer muchas naciones que aparecen en el olvido de la comunidad internacional.
 Los analistas han reseñado que a lo largo de la historia hemos asistido a la configuración de diversos escenarios espaciales donde se han ido forjando diversos imperios y culturas que han conformado el desarrollo de las comunidades humanas. Desde el comienzo de la historia, podemos ver como esos escenarios se fueron desplazando desde grandes cuencas fluviales (iniciándose en Mesopotamia y el Nilo) a las primeras culturas marítimas (griegos y fenicios). Esta evolución supuso el nacimiento de lo que hoy conocemos como civilización occidental, surgida del auge del Imperio Romano, instaurador de la cultura judeocristiana en Europa, de donde se extenderá posteriormente a través de la época mercantilista y colonialista, y por qué no decir  de la industrialización, hacia gran parte del mundo, especialmente hacia América. El avance de toda esta evolución, que pretendemos analizar simplemente como “La Historia” y que se ha centrado fundamentalmente en la evolución de la civilización occidental, ha ignorado que, paralelamente, ha habido otras culturas e imperios que han evolucionado en otros escenarios. Dichas culturas se han relacionado con el mundo occidental durante breves períodos intermitentes y no es hasta época moderna cuando las comenzamos a percibir como parte del mundo.
Reseñan los historiadores que “la lejanía espacial entre Oriente y Occidente provocó que ambas culturas convivieran en el mismo mundo prácticamente sin saber la una de la existencia de la otra. La sociedad occidental, aún hoy, no es plenamente consciente de la riqueza cultural e histórica de Oriente. Cuando Europa se encontraba en plena Edad del Hierro, China ya era un imperio consolidado bajo la dinastía Han e India llevaba varios siglos acogiendo a la cultura védica.”
 Tal sigue siendo nuestro desconocimiento hacia Oriente que seguimos obviando que dos de los pilares fundamentales del desarrollo occidental de la Edad Moderna, como son la pólvora y la imprenta, ya eran dominados en Oriente desde varios siglos antes.
En plena época colonial, en la que se percibía a Oriente desde Europa como un gran territorio por explotar, asistimos a las primeras muestras de despertar oriental (Guerras del Opio, Rebelión de los Cipayos o Rebelión Bóxer), en un intento por consolidarse como territorios independientes (aunque principalmente en lo económico) de Occidente.
No es hasta después de la II Guerra Mundial cuando comenzamos a percibir Oriente como algo más que un escenario de colonización. La independencia de India en 1947, así como la creación de la República Popular China en 1949 o el resurgimiento japonés como potencia industrial y económica, suponen el lento despertar de este hemisferio para su conformación como eje fundamental de la Geopolítica actual. Será uno de los principales teatros de operaciones de la Guerra Fría, viviéndose algunos de sus episodios fundamentales, como las Guerras de Corea y Vietnam y las incursiones militares en Afganistán e Irak.
Los expertos en geopolítica global consideran que “mientras asistimos a la creación de este segundo “Telón de Acero” en Oriente, la percepción occidental no sería plenamente consciente de la evolución paralela que experimenta la zona. El gran peso demográfico de la región no es percibido en Occidente como una potencialidad hasta época reciente. A causa del grave atraso socioeconómico generalizado en la región, esta potencialidad no ha jugado una baza importante hasta que no se han superado los primeros obstáculos que permitieran alcanzar sus actuales niveles de desarrollo”.


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